Cuando somos el aval en préstamos personales estamos firmando un contrato por el cual nos haremos cargo de la deuda del avalado si llegase el cado de que el no pague. Normalmente las personas que suelen necesitar aval son los jóvenes que quieren pedir un préstamo para coche o un préstamo hipotecario para adquirir su primera vivienda, los bancos suelen pedir que los clientes sean propietarios de algún patrimonio o que cuenten con un trabajo fijo, algo que no suelen cumplir todo el mundo.
Si bien es cierto que existen los préstamos sin aval, normalmente estamos hablando de cantidades pequeñas en las cuales nos van a cobrar comisiones muy altas al igual que tipos de interés desorbitados, todo por el riesgo que corren las entidades al concedernos un préstamo sin garantías.
En el caso de préstamos de consumo e hipotecarios la figura que se utiliza es la de aval personal, es decir que una persona de nuestra confianza ya sea familiar o amigo nos avala para que podamos conseguir el crédito. En cualquier caso el avalista podrá firmar para hacerse cargo de toda la deuda o únicamente parte de ella, también se puede avalar durante un plazo concreto de tiempo y después hacerse cargo otra persona.
Si ocurriera que el titular dejase de pagar la deuda durante 3 meses la entidad financiera ejecutaría el aval y el avalista se debería de hacer cargo de la deuda. En este caso debería pagar las cantidades debidas así como las penalizaciones y gastos.
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