Según la Estadística de Procedimiento Concursal, la antigua suspensión de pagos, que realiza el Instituto Nacional de Estadística de manera trimestral, el número de procedimientos realizados durante este primer trimestre de 2011 aumentó en un 5,9% con respecto al mismo período de 2010.
Entre todos los datos, destaca principalmente que un tercio de las empresas que han entrado en suspensión de pagos, es decir, que se han acogido a un procedimiento concursal, se encuentran el sector de la construcción y de la promoción inmobiliaria, lo que certifica que el sector está muy lejos de iniciar la recuperación.
El número total de deudores concursados se ha situado en los 1.803, de los que 1.712 son voluntarios (un 5,2% más que en el primer trimestre de 2010), mientras que 91 (un 19,7% más que hace un año) son necesarios. En este mismo sentido, los procedimientos concursales abreviados aumentaron un 9,7%, mientras que los ordinarios descendieron un 29%.
Estos datos avalan la tesis de que la crisis económica sigue en su apogeo más importante, y la elevada morosidad que se sigue produciendo a todos los niveles financieros ocasionará una pérdida genérica de voluntad de los bancos y cajas por conceder nuevos préstamos personales.
Y es que a mayor número de procesos concursales, o de suspensión de pagos, menor interés hay por las entidades financieras de introducirse en procesos que les puede llevar a incrementar el peso de la deuda que ya tienen en sus pasivos, un peso abrumador que les está lastrando a la hora de obtener financiación en los mercados internacionales, lo que les ha abocado a la guerra del pasivo, de tanta actualidad últimamente.
Por tanto, no son buenos datos los que arroja el INE en esta estadística trimestral, y tendremos que seguir confiando en que la llegada del verano, con la recuperación habitual del empleo, se produzca cierta revitalización de la economía y podamos iniciar una recuperación que ayude a la economía a todos los niveles.
Sin duda, la principal necesidad es la recuperación del sector de la construcción, sin el cuál cualquier intento es en vano, ya que la inmensa mayoría de la mano de obra en situación de desempleo es de baja cualificación, por lo tanto, presa de trabajar en este sector.
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