El Instituto de Crédito Oficial ha hecho balance de su línea de financiación ICOdirecto, con 11 meses de vida, la cuál ha arrojado datos de un total de 10.031 préstamos concedidos durante su vigencia, para sumar un total de 416 millones de euros concedidos.
El importe medio de los préstamos concedidos ha sido de 27.000 euros, para los autónomos, y de 54.000 euros para las PYMES, para unos datos totales de 41.500 euros de importe medio para los préstamos dirigidos explícitamente a estos dos agentes económicos y sociales.
Estas cantidades están por debajo del máximo de cada acción de financiación, ya que ICOdirecto marcaba una cantidad de 200.000 euros, como el límite para cada solicitante, la cuál se podía destinar a operaciones de liquidez o de inversión. Del dinero concedido hasta ahora, el 69% ha sido utilizad para operaciones de liquidez, mientras que el otro 31% se ha utilizado para proyectos de inversión.
El principal dato negativo de ICOdirecto ha sido que sólo el 33% de las operaciones han sido aprobadas por los analistas del ICO, superando ligeramente el ratio de créditos concedidos por las entidades financieras tradicionales (situado en el 25%), lo que pone de manifiesto que la economía española está todavía muy lejos de iniciar la recuperación, habida cuenta de la debilidad de su entramado empresarial.
Por otro lado, y como no podía ser de otra forma, la financiación se concentró en las grandes comunidades de este país, tanto por volumen de población como por importancia económica. Así, Cataluña aglutinó el 22% de las operaciones financiadas, Andalucía el 18%, Valencia el 13% y Madrid el 10%.
Estos datos reflejan varios aspectos a ser tenidos en cuenta en cualquier análisis de la actual situación financiero-económica de nuestro país. Por un lado, está claro que la economía está muy lejos de recuperarse y que tanto las PYMES como los autónomos españoles están pasando por graves problemas de liquidez.
Y, por otro lado, destaca la gran debilidad de la conexión entre los agentes económicos y las fuentes de financiación tradicionales, lo cuál hace necesaria la acción de una línea pública de crédito como el ICO. La economía española no estará plenamente en funcionamiento hasta que la banca privada pueda hacer frente a la financiación del sector privado empresarial.
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