Aunque el endeudamiento global de las familias españolas se ha incrementado en este pasado mes de abril en un 1,5%, con respecto al mismo mes del año anterior, según los datos del Banco de España, la deuda al consumo, la que se refiere al endeudamiento en créditos al consumo, ha caído en un 3,8%.
Un descenso que tiene mucho que ver con la inestabilidad del entorno económico español y las elevadas tasas de desempleo, que evitan que los ciudadanos vean la posibilidad de tomar decisiones de consumo en el medio-largo plazo, al no saber si tendrán trabajo, o no, dentro de unos meses.
El problema es que al no haber consumo, no hay demanda, y al no haber demanda, no hay oferta, con lo que no se produce, y la economía no se recupera. Es un bucle del que es muy difícil salir, para lo que se necesitaría, de manera inmediata la recuperación del empleo, pero claro, para ello se tiene que recuperar la demanda.
Por otro lado, esta caída del endeudamiento en créditos al consumo hace que, indefectiblemente, se incremente la deuda hipotecaria, mucho más peligrosa, por el nivel de endeudamiento y porque está interconectada directamente con la propia vivienda del ciudadano.
En un escenario en el que el Euríbor se encuentra en tendencia alcista, el encontrarnos con un incremento del endeudamiento hipotecario hace prever un nuevo crecimiento en el número de embargos hipotecarios, justo en pleno debate sobre la conveniencia o no de la aparición de la dación en pago en el ordenamiento jurídico y legislativo español.
En cualquier caso, el total de la deuda de los españoles se ha situado en los 886.460 millones de euros, de los que más del 75% corresponde a endeudamiento hipotecario, quedando el resto para endeudamiento en créditos al consumo, certificando esta deriva hacia la deuda de consumo.
Los analistas del Banco de España han advertido, al presentar el informe, de la necesidad de una recuperación de los préstamos y créditos al consumo, para que los ciudadanos puedan afrontar decisiones de compra de la envergadura suficiente como para dinamizar la oferta productiva, esencial para la recuperación de la economía en general.
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