La deuda privada española, la que corresponde a las empresas y las familias, y causante principal del alargamiento de la actual crisis económica y financiera, cayó este pasado mes de junio en un 1,9%, en tasa interanual, lo que supone el mayor decremento de los últimos 16 años, período durante el cuál el Banco de España ha venido publicando esta serie estadística.
En términos absolutos, la deuda de las familias y empresas españolas se situó en los 886.963 millones de euros, y sufrió una contracción mayor de la que ya se había producido en mayo de manera importante, ya que en el quinto mes del año la deuda privada se contrajo un 1%.
El endeudamiento hipotecario, el más importante ya que supone más del 75% del endeudamiento privado, se redujo en un 1,1%, hasta los 671.042 millones de euros, superando con creces la caída de mayo cuando el indicador se redujo en un 0,2%.
Los préstamos al consumo y préstamos personales, por su parte, se redujeron de manera más importante hasta el 4,3%, en tasa interanual, acumulando así el undécimo mes consecutivo de caídas para colocarse en los 212.531 millones de euros. Se certifica así, que los préstamos personales y al consumo son los que se están reduciendo más rápidamente, tanto por una contracción de demanda como de oferta, porque los particulares y empresas no quieren pedir préstamos personales, por miedo al futuro, y las entidades financieras no los quieren conceder, por miedo a la morosidad.
En este mismo sentido se comportaron las empresas extranjeras con residencia en España, que, al igual que las nacionales y los particulares, redujeron su nivel de endeudamiento en un 0,6%, hasta acumular un total de 1,2 billones de euros en total.
En definitiva, nos encontramos de nuevo con datos que arrojan una situación preocupante en cuanto al dinamismo general de la economía, aunque empiezan a ofrecer buenos datos de endeudamiento a la hora de evitar el apalancamiento de la economía española, porque con un nivel tan elevado como el que veníamos soportando hasta ahora, los mercados internacionales preferían mirar hacia otro lado antes de decantarse por financiar a nuestra economía, dados los riesgos que ofrecía a todos los niveles.
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