Si llevábamos una semanas hablando de la guerra del pasivo y de la imperiosa necesidad de las entidades financieras por captar liquidez de sus clientes, ahora el BBVA ha desatado la guerra de los préstamos personales, con un producto atractivo que, sin duda, será contrarrestado en breve por sus principales competidores.
El producto que ha decidido lanzar el BBVA devolverá un 10% de los intereses cobrados a los clientes, en los préstamos personales, bajo el lema de ‘Los mejores préstamos para nuestros clientes’ y desde el momento de la solicitud del préstamo y hasta el final de la vida útil del mismo.
Esta periodicidad anual de este nueva campaña de guerra de los préstamos personales se estimará en función de la firma del contrato, por lo que no estará relacionada con los años naturales. Por otro lado, el BBVA también ofrecerá una campaña muy agresiva de bonificaciones, como, por ejemplo, una reducción del 1,5% por domiciliación de nómina o un 0,5% adicional por la contratación de un seguro de protección de pagos.
Esta campaña de lanzamiento de los nuevos préstamos personales de BBVA se extenderá hasta el próximo 31 de julio, y se moverá en cantidades que oscilarán entre los 3.000 y los 60.000 euros, con plazos de amortización que vayan desde los 12 meses hasta los 10 años.
Uno de los principales objetivos del BBVA con esta campaña de captación de préstamos personales es aprovecharse de los momentos de indefinición de las Cajas, ganando cuota de mercado y restando volumen de negocio a éstas, que mientras sigan inmersas en sus procesos de reestructuración y reconversión no se plantearán grandes objetivos financieros.
Ante esta iniciativa del BBVA, el Banco Santander, su gran competidor, contraatacará en breve con el objetivo de contrarrestar el flujo de clientes que la entidad vasca conseguirá con estos préstamos personales tan agresivos. Un contraataque que acabará beneficiando, en última instancia, a los consumidores.
Y es que si con la guerra del pasivo había un peligro de sostenibilidad evidente por parte de las entidades financieras, con esta guerra de los préstamos personales, ese peligro no existe ya que los bancos trabajan sobre sus propios beneficios, no sobre sus inversiones.
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