Según los datos del Banco de España en función de la información obtenida hasta el 30 de junio, la tasa de morosidad soportada por las entidades financieras españolas ascendió al 6,416%, lo que supone una ligera mejora con respecto al mayo (concretamente 0,08 puntos porcentuales), pero sigue manteniendo la tasa de morosidad en España en valores de 1995.
El total de los activos que las entidades financieras catalogan como de dudoso cobro ascendió a 116.611 millones de euros, sobre un volumen total de préstamos y créditos concedidos a las familias y a las empresas españolas de 1,817 billones de euros.
En tasa interanual la comparación es peor, ya que en junio de 2010 la tasa de morosidad cerraba en el 5,34%, es decir algo más de un punto porcentual con respecto al cierre de la tasa de morosidad de junio de 2011. Hace un año el total de activos de dudoso cobro calificados por las entidades financieras era de 989.053 millones de euros.
Por otro lado, si hacemos el desglose por entidades financieras, nos encontramos con que las entidades de depósito, es decir, los bancos, las cajas y las cooperativas de crédito, mejoraron en 0,06 puntos porcentuales con respecto al mes de mayo, situándose en el 6,39%.
Los establecimientos financieros de crédito, por su parte, mejoraron su morosidad de manera notable, pasando de una tasa del 9,78%, en mayo, al 8,99% durante el mes de junio, todavía muy elevada pero mostrando un mucho mejor comportamiento que el que había venido teniendo hasta ahora.
El principal problema para el consumidor es que esta elevada tasa de morosidad seguirá encareciendo los préstamos y créditos, ya que las entidades financieras exigirán más requisitos y cobrarán más comisiones, ante el creciente riesgo de que se pueda producir un impago, insostenible, a todas luces, para el sistema financiero si tenemos en cuenta la cantidad de pasivo que siguen acumulando.
Por tanto, la mejor manera de que se abaraten los créditos y los préstamos personales es conseguir una reducción drástica de la tasa de morosidad, pero para ello será necesaria, también, una reducción de la tasa de desempleo, principal causante de los impagos, ya que, en general, los endeudados siempre quieren pagar.
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