Las entidades financieras españolas siguen manteniendo el grifo de los préstamos personales cerrado de manera prácticamente absoluta ante la creciente tasa de morosidad que sigue golpeando a nuestra economía y las incertidumbres que se ciernen tanto sobre su futuro, como sobre el empleo, fuente fundamental de la devolución de estos préstamos personales e hipotecarios.
Pero ello provoca también un perjuicio evidente en las propias entidades financieras, porque no podemos olvidar que el principal negocio de éstas es la concesión de préstamos para poder cobrar un interés y sacar un beneficio de sus operaciones. Un perjuicio que, aunque sea buscado por ellas mismas, no deja de estar provocando una pérdida en sus cuentas de resultados.
Unas pérdidas que las entidades financieras españolas están intentando compensar a través del incremento en las comisiones que cobran por el resto de servicios, de manera que intentan ganar por un lado lo que dejan de ganar por el otro, compensando así las ganancias netas.
Concretamente, y según los datos del Banco de España, durante el primer semestre del año 2011 las comisiones bancarias se han incrementado entre un 8,5% y un 35%, dependiendo del producto y de la entidad, lo que supone un duro golpe a las economías familiares.
Y más si tenemos en cuenta que España es el segundo país de la Unión Europea que paga más comisiones bancarias, sólo superada por Italia, lo cuál dificulta la rapidez de las operaciones financieras y la facilidad para operar entre entidades a todos los niveles.
En media, un ciudadano español paga 178 euros anuales por los movimientos habituales de una cuenta corriente, contra los búlgaros, los que menos pagan por estas cuestiones, con 27 euros, aunque mejor que Italia que paga 253 euros. España se encuentra claramente por encima de la media europea, que se encuentra en los 111 euros anuales.
Pero más allá de las comisiones bancarias cobradas, el problema proviene de la falta de transparencia, ya que en el 66% de las entidades analizadas por el Banco de España la confusión era tal que los técnicos tuvieron que solicitar explicaciones adicionales de las mismas, lo cuál justifica el enfado de los ciudadanos que muchas veces paga una comisión sin saber muy bien a que se refiere.
Deja una respuesta