Tras un mes de mayo en el que parecía que los préstamos y créditos al consumo recuperaban su dinamismo, en junio se ha producido un nuevo retroceso en los mismos, yendo en contra de lo que se está comenzando a apreciar en el conjunto de la Unión Europea y ralentizando, una vez más, la recuperación económica de nuestro país.
Concretamente, y en tasa intermensual, durante el mes de junio los préstamos al consumo descendieron un 5,13%, para situarse en un total de 1.498 millones de euros de capital para las nuevas constituciones crediticias, un valor, más allá de la comparación entre meses, muy por debajo del que una economía como la española debería de presentar.
Estos datos vuelven a poner de manifiesto que el consumo de larga duración o de alta gama, que son los que se encuentran sujetos a financiación, se rigen por la certidumbre económica futura, y el hecho de que la situación siga estancada en todos los niveles provoca que el consumo se esté resintiendo de manera notable.
Por otro lado, los créditos hipotecarios formalizados durante este mes de junio sí que se vieron incrementados con respecto al mes de mayo, concretamente en un 11% para totalizar una cantidad de 3.823 millones de euros en cifras absolutas para este sexto mes del año.
Unas cifras que, aunque empiezan a recuperar el buen tono, tras los meses de enero y febrero en los que se situaron por debajo de los 3.000 millones de euros, marcando su mínimo histórico, aunque fuertemente determinado por el adelanto de compra producido en los meses finales del año 2010, todavía están lejos de valores más acorde con la bolsa inmobiliaria que todavía sostiene nuestra economía.
En definitiva, nos encontramos con que la situación económica general está todavía muy lejos de iniciar una recuperación verdadera, y que todavía estamos anclados en el apalancamiento financiero general, tanto a nivel de préstamos al consumo como de préstamos hipotecarios, ambos estancados como consecuencia de la falta de oferta por las entidades financieras, sin la liquidez necesaria para ello, y de demanda por parte de los clientes, demasiado preocupados por llegar a fin de mes como para plantearse solicitar un préstamo.
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