Microbank, el banco social de La Caixa, fiel a su estilo de apostar permanentemente por sectores de la sociedad con mayores problemas de adaptación a las circunstancias generales de la economía, ha lanzado una nueva línea de financiación orientada a las personas con discapacidad.
Esta línea de financiación contará con un total de 10 millones de euros, que se repartirá a partes iguales entre proyectos empresariales de personas con discapacidad e inversiones en rehabilitación de vivienda para adaptarlas a la accesibilidad necesaria para cada situación personal correspondiente.
El máximo personal para cada proyecto individual será de 25.000 euros, a los que se podrán optar sin la necesidad de presentar ninguna garantía o aval, más allá del proyecto inicial sobre el que se fundamentará la línea de financiación que se ha solicitado.
Esta línea de financiación de Microbank se tramitará, inicialmente, a través de la ONCE, organismo especializado en el trabajo con personas con discapacidad, que se encargará de asesorar, inicialmente, y ayudar, posteriormente, a las personas que hayan solicitado o quieran solicitar esta financiación, facilitando así al integración definitiva.
Recordemos que Microbank lleva operando en nuestro país desde el año 2007, siempre de la mano de la Caixa, su entidad financiera matriz, y que ha financiado en estos casi cuatro años unos 11.000 proyectos generando con ellos un total de 35.000 puestos de trabajo, con préstamos que han ascendido a los 700 millones de euros.
Unos préstamos que han arrojado unos datos de morosidad muy inferiores a las entidades financieras tradicionales y a las líneas de crédito tradicionales, ya que reducen la tasa de morosidad al 1,7%, lo que sigue dando alas a este proyecto de gran interés y calado social.
El origen de esta idea parte de los microcréditos que se popularizaron en Asia años atrás como una forma de dinamizar la economía reprimida de sus países, centrándose principalmente en las mujeres, como fuente de la riqueza familiar por encima de los hombres. La idea detrás de esta tendencia es que los hombres utilizaban el dinero de manera más individual, mientras que las mujeres lo hacían de forma más familiar, con lo que generaban un mayor crecimiento económico.
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