Ante la creciente dificultad que los ciudadanos encuentran para obtener un préstamo personal de las entidades financieras, tradicionales, o no, los préstamos entre familiares se están popularizando en nuestro país como una manera de conseguir el dinero que por otro lado se niega.
Un préstamo entre familiares es, como su propio nombre indica, el dinero que un familiar le presta a otro, y aunque también se puede dar entre amigos, la realidad muestra que lo más habitual es que se produzca entre personas con lazos de sangre o parentesco.
Sin embargo, la inmensa mayoría de estos préstamos entre familiares no se declaran a Hacienda, pudiendo provocar consecuencias negativas para ambas partes, para el prestamista y para el prestatario, en el momento en el que la Agencia Tributaria conozca de su existencia.
Por ello, siempre que se realice un préstamo entre familiares es conveniente consignarlo por los cauces oficiales. Para ello, hay que acudir a un notario que pueda informar a la Administración Pública de la conformación del préstamo a los efectos pertinentes, así como el objeto del mismo.
De esta manera, si el préstamo entre familiares está destinado a la adquisición de una vivienda, el prestatario puede desgravarse fiscalmente todas las cantidades devueltas al prestamista, algo que no podría realizar en caso de no formalizar oficialmente el préstamo.
Por otro lado, la Agencia Tributaria vigila con mucho detenimiento estos préstamos entre familiares para evitar cualquier tipo de fraude que se pueda producir, muy habituales por el trazo personal de los mismos. Para evitar esta situación vigilan con especial cautela que la persona que toma el préstamo tiene capacidad real para poder devolverlo, en función de sus ingresos o su patrimonio.
En definitiva, en época de dificultades como los actuales, los lazos familiares son fundamentales para mantener la cohesión social. Unos lazos sin los cuáles hubiera sido imposible plantearse una situación con cinco millones de personas desempleadas, y más de cien mil desahucios.
Pero no hay que confundir las ayudas familiares con los préstamos entre familiares, los cuáles deben de ser oportunamente oficializados para evitar posibles problemas fiscales posteriores.
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