Según los datos que maneja el Portal del Cliente Bancario del Banco de España, durante el primer semestre de este año 2011 las comisiones bancarias se han incrementado hasta en un 34,4% de máximo en algunos productos, habiendo crecido en todos los productos financieros ofrecidos en nuestro país.
Con ello, se demuestra que las entidades financieras están intentando paliar la caída de márgenes comerciales en la comercialización de sus productos financieros habituales con un incremento de comisiones que les permitan seguir manteniendo un nivel aceptable de beneficios económicos mes a mes.
El dato más significativo ha sido el de las tarjetas de débito, que son las que han marcado el máximo incremento citado anteriormente, ya que si en el segundo semestre de 2010 se situaban en un precio medio de 17,30 euros, a 30 de junio de este año su precio se ha disparado hasta los 19,25 euros. La comisión por tarjetas de crédito, por su parte, han ofrecido un crecimiento mucho más moderado, de un 3,9%, situándose en los 35,73 euros con datos de 30 de junio de 2010.
También se han incrementado las comisiones por sacar dinero de los cajeros, concretamente, si en el segundo semestre de 2010 la comisión por sacar dinero de un cajero de la misma red de nuestra entidad cobraba una comisión de 1,08%, ahora esta comisión se ha incrementado al 1,33%.
En cuanto al mantenimiento de las cuentas en las entidades de crédito, las cuentas corrientes cargan una comisión media de 25,80 euros con carácter semestral, lo que supone un crecimiento con respecto al semestre anterior del 15%, mientras que las cuentas de ahorro crecieron un 15,8%, pasando a costar 25,80 y 25,16 euros, respectivamente.
Por otro lado, los préstamos hipotecarios han incrementado sus comisiones de estudio un 15%, situándose en un 0,89% de media, mientras que las de apertura también se han visto incrementadas un 5%, hasta una media de 2,76%. Los préstamos personales, por su parte, incrementaron las comisiones de estudio en un 10% y las de apertura en un 17%.
En definitiva, un incremento muy por encima, en líneas generales, de lo que marca el incremento del IPC, lo que es de difícil de justificación más allá del intento de las entidades financieras para mantener sus beneficios comerciales a costa de sus clientes.
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